Seguimos utilizando
las herramientas de Word, en esta oportunidad le damos color, cambiamos la
tipografía, el tamaño de la letra y resaltamos los textos a través del cuento: La cara Perfecta.
Actividades:
1- Entrar a internet y abrir el blog
del taller
2- Seleccionar y copiar el texto
3- Una vez pegado en Word, modificamos
el texto agregándole color, cambiando la letra su tamaño y resaltándolo.
La cara perfecta
Había una vez un muñeco de papel que no tenía cara. Estaba
perfectamente recortado y pintado por todo el cuerpo, excepto por la
cara. Pero tenía un lápiz en su mano, así que podía elegir
qué tipo de cara iba a tener ¡Menuda suerte!
Por eso pasaba el día preguntando a quien se encontraba:
- ¿Cómo es una cara perfecta?
- Una que tenga un gran pico - respondieron los pájaros.
- No. No, que no tenga pico -dijeron los árboles-. La
cara perfecta está llena de hojas.
- Olvida el pico y las hojas -interrumpieron las flores- Si quieres una
cara perfecta, tú llénala de colores.
Y así, todos los que encontró, fueran animales, ríos o montañas, le
animaron a llenar su cara con sus propias formas y colores. Pero cuando el muñeco se dibujó pico, hojas, colores, pelo, arena y mil
cosas más, resultó que a ninguno le gustó aquella cara ¡Y ya no podía borrarla!
Y pensando en
la oportunidad que había perdido de tener una cara perfecta, el muñeco pasaba
los días llorando.
- Yo solo quería una cara que le gustara a todo el
mundo- decía-. Y mira qué desastre.
Un día, una
nubecilla escuchó sus quejas y se acercó a hablar con él:
- ¡Hola, muñeco! Creo que puedo ayudarte. Como soy una nube y no tengo
forma, puedo poner la cara que quieras ¿Qué te parece si voy cambiando de cara
hasta encontrar una que te guste? Seguro que podemos
arreglarte un poco.
Al muñeco le encantó la idea, y la nube hizo para él todo
tipo de caras. Pero ninguna era lo suficientemente perfecta.
- No importa- dijo el muñeco al despedirse- has
sido una amiga estupenda.
Y le dio un abrazo tan grande, que la nube
sonrió de extremo a extremo, feliz por haber ayudado. Entonces, en ese mismo momento, el muñeco dijo:
- ¡Esa! ¡Esa es la cara que
quiero! ¡Es una cara perfecta!
- ¿Cuál dices? - preguntó la nube
extrañada - Pero si ahora no he hecho nada...
- Que sí, que sí. Es esa que pones
cuando te doy una abrazo... ¡O te hago cosquillas!
¡Mira!
La nube
se dio por fin cuenta de que se refería a su gran sonrisa. Y juntos tomaron el
lápiz para dibujar al muñeco de papel una sonrisa enorme que pasara diez veces
por encima de picos, pelos, colores y hojas.
Y, efectivamente, aquella cara era
la única que gustaba a todo el mundo, porque tenía el ingrediente secreto de
las caras perfectas: una gran sonrisa que no se borraba jamás.
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